Cuando brotó la pandemia la Bundesliga cerró a lo último. Hoy es la primera en reanudar actividad al “fracturarse” la cuarentena.
Este sábado en Alemania gritarán “Spielen! (¡A jugar!).
¿Hasta qué punto se debe criticar este aparente e impaciente deseo de reanudar el futbol?
Está claro que no sólo es el juego, sino que urge echar a andar de nuevo las calculadoras, las cuentas bancarias, los depósitos, los pasivos y capitales.
A los de pantalón largo no les interesa, en primera instancia, la afición. La gente en la grada puede esperar. Lo importante es que las televisoras actúen, que éstas a la vez de transmitir los cotejos también lo hagan con los anuncios de compañías aéreas, casas de apuestas y hasta los “chiles rellenos de doña Meche».
Luego están los anuncios estáticos a nivel de cancha. A estos no les pasa nada, no sufren de contagios y toman vida cuando los ojos de los aficionados se distraen de la jugada para observarlos. Lo mismo pasa con los comerciales que se ubican en palcos y gradas.
Seguramente los directivos de los equipos sentirán la falta de las entradas económicas que genera la venta de bebidas, de las botanas, además de las ganancias que entran por las concesiones a los vencedores que se ponen alrededor de los estadios. Por otra parte y luego de varias sesiones de cabildeo la federación alemana y los dueños de los clubes tal parece que han recurrido al «asesoramiento de la empresa Disney», porque por arte de magia, de fantasía, lograron sacudirse todas las objeciones.
De que hay razones variadas por las que debería terminar la temporada, las hay. A pesar de la higiene y las pruebas, los jugadores pueden infectarse.
Eso no es bueno y quizás también desfavorable para una competencia leal.
Es casi un hecho que algunos jugadores darán positivo antes del final de la temporada. Es más, en la mismísima primera jornada podrían darse casos, porque existen los paladines asintomáticos.
De ser así, todo el equipo deberá entrar en cuarentena nuevamente, y muy posible la plantilla rival también.
El programa de juegos que se ha estructurado y que entrará en vigor este sábado con actividad casi todos los días de la semana, tendría que reacomodarse.
¿Y qué pasará si otro equipo detecta un nuevo caso de “corona” en su plantel? Sucederá lo mismo: ¡a cuarentena otra vez!
Por otra parte será raro ver el futbol, o medio futbol. En este juego los contactos son casi manías. Son demasiado frecuentes. En esto no podrá tener vigencia la ley de la “sana distancia”.
Los goles se tendrán que festejar de lejos, sin abrazos, bailes, panzazos, pechazos y demás. Estarán prohíbas las aglomeraciones en las áreas y esto causará algo irreconocible en este deporte.
¿Cómo le hará el árbitro?, ¿Amonestará de inmediato, expulsará con la reincidencia? ¿Sólo reconvendrá de palabra?
En el caso de las escupideras que en todos los juegos se dan ¿el jugador deberá tragarse la saliva o tendrá una bolsita escondida en los calzoncillos para depositar ahí sus babas?
¿Qué tipo de broma nos está jugando el coronavirus? ¿Será el inicio de un nuevo juego que paulatinamente experimentará una retroadaptación que, con el tiempo, terminará con los jugadores impactando el balón solamente con la cadera y parte de la pierna como el juego de pelota que practicaban nuestros antepasados?.