Entre quienes hace 30 años eran aspirantes a ocupar un puesto en los nacientes Delfines de Xalapa estaba el bienamado de Rinconada, Veracruz, René Olmos Mendoza. Su trayectoria como jugador amateur ya era considerable.
Una de sus mejores cartas de presentación fue haber jugado en el torneo de Primera Fuerza que, en inicios de la década de los 90, organizaba el Centro Deportivo Ferrocarrilero.
“Nunca podría olvidar lo que viví en Delfines de Xalapa. Agradezco a Dios por esa experiencia. Nadie sabe cuánto luchamos y nos esforzamos para lograr lo que en dos años se hizo, obtener el
acenso a la Segunda División”, dijo el ex zaguero quien actualmente dirige al Colegio Once México-Córdoba de Tercera División.
Delfines logró el ascenso a la Segunda “B” en la temporada 1991-1992, tras perder la final nacional ante los Brujos de San Francisco del Rincón (Guanajuato) quienes dieron el salto a la Segunda “A”.
“Perdimos la final por varias circunstancias, pero finalmente se logró el objetivo. Son recuerdos imborrables”, acotó Olmos, uno de los estrategas formados en Xalapa con logros importantes pues llevó al Inter de Xalapa y Tezonapa a disputar la final nacional de la misma Tercera División.
“Recuerdo ese día cuando nos reunimos decenas de jugadores para las visorias. Las cuatro canchas de los campos Juárez se llenaron.
“Éramos jugadores surgidos del llano, pero con mucho corazón. El único profesional que estaba al principio con nosotros fue mi hermano Martín quien ya había jugado con el Córdoba”, recordó Olmos.
“Cómo me hubiera gustado que Delfines hubiera seguido en la Tercera o Segunda División y poder dirigirlo ahora”.
Se cumplen 30 años desde aquella mañana en la que se dieron cita más de 600 jugadores a la insuficiente cancha de Finanzas.
Tal fue la respuesta de jugadores a la convocatoria que los trabajos debieron trasladarse a los desaparecidos “Campos Juárez”, hoy Campus CAD.
El caso era armar un equipo lo mejor posible para que representara a Xalapa en la temporada 1990-1991 de la Tercera División profesional.
El nuevo proyecto llamado Delfines empezó bien desde la cabeza con el impulso de experiencia de Gerardo Gallegos Cázares y de, quien en esos
tiempos ya tenía experiencia acumulada en áreas administrativas del futbol de paga, Héctor Arellano Castillo.
Antes de llegar al club «cetáceo» en los inicios de la década de los 90, el actual presidente de la Escuela Delfines de Xalapa había hecho un destacado papel en la directiva del UV Xalapa de Segunda División.
Había otros personajes que, desde el escritorio, apoyaban el plan para que Xalapa tuviera un equipo que promoviera a jóvenes.
El empresario Alfredo Chedraui fue quien puso los “puntos sobre las íes” ya que de su interés nació el que esta capital tuviera un equipo con identidad y que repercutiera, guardando las proporciones, el entusiasmo y arrastre que tenían entonces los Tiburones Rojos de Veracruz.
Por cierto don Alfredo Chedraui estuvo muy cerca de comprar a Tiburones, pero por razones de mayor peso la operación no se concretó.