EL MARCHISTA MIGUEL AGUILAR DIO EL SALTO AL ESCENARIO DE LOS SUEÑOS

Miguel Ángel Aguilar Fuentes es uno más de los  que  saltó al escenario de los sueños, de las ilusiones.

Lo vimos recorriendo la pista del Estadio Xalapeño  con buena técnica. Tiene 16 años y aspira a ser  el mejor marchista de México.

Sabe que nadie puede quitarle su sueño. La legalidad de su aspiración  lo convierte, por derecho, en una figura dispuesta a romper  la línea  de la medianía  y del conformismo.

CON LA guía de su padre (foto) espera lograr el éxito como atleta.

Desde principio de año se ha dedicado a la marcha. Parece el de menos experiencia, pero  seguro que es uno de los que mayor talento exhiben.
Tiene sangre fría, pero domina de la situación. Esta dispuesto al sacrifico, el elemento esencial en la búsqueda de logros.

“Cosas que hacías a diario las quitas. Te acostumbras a meterte al entrenamiento”, dijo Miguel Ángel a un costado del óvalo  atlético que,  en la mañana de este jueves, lució radiante y con pocos usuarios.

El atleta llegó a la Olimpiada Nacional  de este año quedando entre los  primeros 20 con tiempo de 55 minutos en los 10 kilómetros. 

Lleva el deporte en el ADN. Su padre es su entrenador (José Alberto Aguilar) y su mamá profesora de educación física. Tiene un tío radicado en CDMX que  es marchista de alto rendimiento, nos referimos a Manuel Fuentes.

Las primeras impresiones de cómo marchar las recibió de él. Luego optó por pasar, del rigor, a la confianza que le da su padre. Así son las cosas para el atleta. 

Empieza a trazar su propia ruta y su nave ya tiene bitácora de vuelo. Sólo falta tiempo y esfuerzo, sacrificio y logros…y más esfuerzo.

El estrés,  que no lo deja  ni dormido, lo controla disfrutando con sus amigos  los tiempos libres. Come de todo y le gusta todo género de música. Las películas que ve varían, pero las de terror son sus favoritas, dijo el espigado atleta  que rebasa el 1.70 metros.

Después de la breve charla había que ir a recuperar energías. En su casa le esperaba el desayuno y el  reposo, como haciendo una tregua en la batalla diaria. 

Este viernes, en algún lugar se le verá otra vez con el ritmo de cintura, como danzando, metro tras metro alargando su paso.

Y así seguirá entrenando de lunes a miércoles a doble sesión; jueves y viernes una sesión para tener una rutina sencilla el sábado  y luego ir a  la escuela.