ALGO SE ESTÁ GESTANDO EN DELFINES

Algo está pasando.  Algo  que será de inmensurable valor para las generaciones de ex Delfines de Xalapa.

Es algo que sucede en muchas partes cuando un organismo de tradición festeja ya sea 10, 20, 30 años o más de actividad.

Tiempo después de la positiva convulsión que generó el regreso del futbol de Primera División a Veracruz en 1989 con los Tiburones Rojos, en Xalapa  surgió un futbol combinado con Delfines de Tercera División y la escuela, semillero o cantera, la entonces aleación Delfines-Apecuv  con Héctor Arellano y Refugio Núñez como protagonistas.

El viento de los años no ha podido echar polvo sobre el inmenso historial que ahora disfruta la entidad albinaranja.

A lo largo del camino han habido vario títulos, hazañas y sinsabores. Delfines ha hecho de su propiedad un estilo con el que se han conservado los viejos valores del bello deporte llamado futbol.

  Hace casi 30 años incursionó en un terreno formativo que estaba perdido y ahora es espléndido.

Con su evolución y crecimiento (ilusión, nervios y mucho trabajo) ha ido sumando años y formando sus propias rivalidades generadas por las muchas fobias que, en esta futbolera y amada ciudad, despierta el no admitir su mérito reconocido  a nivel nacional.

Delfines se exige a sí mismo. Es por ello que  se ha llegado a exigírsele más y más en cualquier contienda en la que se vea inmerso.  Si pierde hay desastre y alteración, si empata hay inconformidad y si gana hay muecas porque se piensa que pudo hacerlo mejor.

Pero ese es el sello que acompaña a los grandes proyectos y a las grandes realidades en el deporte.

Para no dejar pasar inadvertidos los casi cumplidos 30 años de actividad ininterrumpida  en Delfines se piensan hacer eventos  formales con invitados especiales a los que se consideran exitosos, respetables y amigables.

Es probable que eso resulte  empalagoso para quienes no comulguen con la entidad cetácea, pero entre esos sentimientos no recomendables,  harían bien en hacer un ejercicio de análisis y pensar que si Delfines es considerado  como una entidad de respeto  es por su autoexigencia interminable. Cuando llegue a sus  tres décadas lo sensato será felicitarles  e imitar su principal virtud: su obsesión a hacer las cosas cada vez mejor.