Creemos que la manera en que son presentados los jugadores dice mucho de la organización y personalidad de un club.

En la sala de prensa de La Noria desfilaron Edgar Méndez, Felipe Mora, Jordan Silva y Gerardo Flores, acompañados del presidente deportivo Eduardo “Yayo” de la Torre.

En fila y de pie se ubicaron en el “paredón” cubierto de firmas patrocinadoras.

Empezaron los flachazos.

Nos llamó la atención lo tenso  del momento. Los refuerzos cementeros de pie y con rostros demasiado serios estaban ante decenas de fotógrafos y reporteros.

Parecía una presentación de presos y no de futbolistas. Luego se quitaron las sudaderas para quedarse con la playera que, suponemos, utilizará el equipo durante el Apertura 2017.

Se escucharon bromas  tontas de algunos desorientados que estaban en la sala,  emocionados tal vez por  ver a futbolistas  quitarse una prenda de vestir.

Mejor sería que,  sin formulismos demasiado rígidos, los jugadores llegaran y se sentaran  a la mesa para que los conozcan los representantes de los medios.

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Malos, malísimos ejemplos continúan dándose desde las tribunas  o alrededores de las canchas de juego. En todos los deportes se sufre del fenómeno de los “papás hooligans”, quienes causan desmanes y problemas.

En el futbol se dan con mayor frecuencia, pero mientras las directivas de las ligas no sean lo suficientemente estrictas y reglamenten con precisión para evitar broncas y desmanes, el problema irá ganando terreno aún más.

Hace 20 años los padres de familia no se comportaban debidamente. Hace 10 años, lo mismo y ahora también.

¿A caso hará falta la instalación de un módulo del MP en cada estadio o cancha de futbol  para canalizar a los infractores?

Grupos de animación o porras que incurran en violencia no podrán estar en la grada, no ingresarán a escenarios deportivos cuando toque  jugar a su equipo.

Directivos de ligas, ustedes son los primeros que deben responder por el orden que guarden los equipos y sus seguidores durante los juegos.  Reglas firmes, sin amiguismos ni compadrazgos.

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Dicen que la vitapista que rodea la cancha de futbol del estadio Quirasco  es un capricho de Lorenzo Acosta, director general de Educación Física  y de Mario Celis, administrador del Estadio Xalapeño.

La afinidad con el atletismo de ambos personajes los pone en el “ojo del huracán” ya que hay quien considera que el circuito de casi 600 metros no es estético y que sólo estorba a los futbolistas.

Sin embargo, consideramos que ese carril  es benéfico para quienes desean recorre distancias  largas en una superficie blanda como es la gravilla,  la cual debe aparecer cuando la obra esté terminada completamente.

Punto final.