RAYADOS ES REY DE CONCACAF

Rogelio Funes Mori casi hace un gol de antología luego de prender la pelota desde media cancha y estrellarla en el travesaño.  El atacante fue uno de los que  sufrió en carne propia aquella final perdida con Tigres en diciembre de 2017.

«Fue muy difícil pero lo sacamos adelante, el fútbol da revancha y sabíamos que nos íbamos a topar con ellos y ganamos porque fuimos mejores», dijo el Mellizo, apodo que recibió debido a su hermano que juega en Europa.

Ahora todo es diferente. Las lágrimas de aquella ocasión hoy son sonrisas  y gestos de agradecimiento luego  del empate.

Tigres estaba tendido en el terreno de juego del gigante de acero, la reluciente casa de los Regios, llena hasta el tope para el segundo y definitivo cotejo de la final de Concacaf.

Una locura luego del 1-1 (global 2-1) que favoreció a los Rayados. Conatos de bronca, jugadas recias que pararon una y otra vez el encuentro.

Hasta ahí, nada fuera de lo común para un encuentro entre  equipos de alta rivalidad. Mucho dinero deambula en ambas instituciones. De ahí que la derrota duela el doble para uno u otro.

Ahora le tocó a Tigres saborear la hiel.  Dominó todo el juego, pero Rayados tuvo su mejor virtud en la defensiva.

Gignac ya había avisado con un remate de cabeza que Barovero había mandado a tiro de esquina. Minutos después el francés aprovechó que Nico Sánchez había salido a atenderse de un golpe en el rostro. Cuando el zaguero se dirigía a su área, Gignac  prendió de  bolea una pelota que mandó al fondo de las redes entrando por la esquina inferior derecha del arco defendido por “Trapito”.

Nunca antes, ni aquí ni allá,  el galo había vencido  al elegante guardameta, elegido el mejor jugador del partido por la empresa bancaria que patrocina la Concachampions.

“Jamás me hubiera imaginado ganarle otra final a Tigres”, dijo Barovero en alusión a aquella de Copa Libertadores en la que levantó  el trofeo  jugando con River Plate.

«Estoy muy emocionado, todo pasó tan rápido y vuelvo a festejar, no es fácil salir campeón y estoy muy agradecido, todo esto jamás lo hubiera imaginado, se vivió la tensión lógica de una final y solo nos queda disfrutarlo», agregó  el veterano portero.

Tigres quedó tendido en el terreno de juego del gigante de acero, la reluciente casa de los Regios, llena hasta el tope para el segundo y definitivo cotejo de la final de Concacaf.
Una locura luego del 1-1 (global 2-1) que favoreció a los Rayados. Conatos de bronca, jugadas recias que pararon una y otra vez el encuentro.

Con el gol de Gignac, Tigres había empatado el marcador abierto por Nico Sánchez en la primera parte a través de un penalti que le cometieron a Rodolfo Pizarro.

Otra gresca antes de finalizar el juego fue enfriada por el Tuca Ferreti quien a gritos y regalos hizo retroceder a sus jugadores de banca y a los otros a meterse de nuevo al juego.

Lamentable actitud  del arquero Nahuel Guzmán, de Tigres. Siempre agresivo y tendencioso- Bélico hasta para reconocer la derrota cuando todos sus compañeros lo hicieron.

Al final cuando su equipo estaba molesto por la espera para recibir su medalla de segundo lugar, Miguel Layún se acercó  a saludar a los Tigres. Con todos encontró manos amistosas y abrazos, pero con Nahuel debió esquivar un cabezazo que todos reprobaron.

Así concluyó el juego. Así se coronaron los Rayados, portadores ahora de la estafeta mexicana en el próximo Mundial de Clubes.

La felicidad inundó el estadio de Rayados que parecía tener una maldición por varias finales perdidas, pues en Liga Pachuca y Tigres los habían vencido mientras que en Copa Cruz Azul hace unos meses también se coronó sobre el césped de ese coloso.