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SOCHI, Rusia.- Tres goles de Cristiano Ronaldo, el último a balón parado a tres minutos del final, frustraron el ejercicio de carácter, determinación y remontada de España, que resurgió hasta dos veces contra el actual campeón de Europa y contra sí misma, pero que recibió el 3-3 cuando ya sentía suyo el triunfo.

ASÍ ENGAÑÓ Cristiano al arquero español durante la ejecución del penalti.

Por eso, el empate le supo a derrota, porque desde su fútbol y desde una versión convincente había sido capaz de levantar un partido que perdía en dos ocasiones, primero por 1-0 en el minuto 2 y después por 2-1 al borde del descanso en un fallo inconcebible de De Gea, pero sobre todo porque quizá mereció más que un solo punto.

EL GOL del partido, una comba humeante que entró al arco español para la vibrante igualada.

Con su «hat-trick» en su debut en Rusia 2018, Cristiano pudo haber sido el único héroe de una noche de ensueño en Sochi, pero sólo una enorme España consiguió eclipsar, en algo, el festival de «la Bestia» portuguesa.

CR7 presentó sus credenciales para aspirar a ser la gran estrella del Mundial, a la espera de lo que hagan en los próximos días el argentino Lionel Messi y el brasileño Neymar.

Cristiano se convirtió en el cuarto jugador de la historia en haber marcado en cuatro Mundiales. Antes sólo lo habían hecho los alemanes Miroslav Klose y Uwe Seeler así como la leyenda brasileña Pelé.

LOS ESPAÑOLES dieron una brava remontada luego de ir perdiendo en dos ocasiones.

De paso, el portugués le marcó por primera vez a España en un gran torneo, nada menos que por partida triple.

  El portugués rompió el partido desde el arranque. En su primera incursión en velocidad al área consiguió un penal tras falta de Nacho, que se encargó de convertir él mismo en el minuto 4′ con un potente disparo alto a la esquina izquierda del portero español, David De Gea.

  Los primeros 20 minutos fueron un recital del actual Balón de Oro, que infundió el pavor en la retaguardia española.

En el 16′ inició un contragolpe con un brillante toque en primera y seis minutos después arrancó en una galopada que estuvo a punto de terminar en el segundo de Portugal.

FERNANDO Hierro, el DT emergente de España, casi debuta con triunfo. Aquí Cristiano lo ignoró cuando Portugal perdía el encuentro..

Y después del empate y la arremetida de España, el portugués volvió a dar un mazazo a su país de acogida al final del primer tiempo con un tiro raso desde fuera del área que volvió a poner adelante a los lusos gracias a la colaboración de De Gea.

Luego, cuando parecía haber llegado la hora de España, la «Bestia» atacó de nuevo. «La Roja» parecía a punto de llevarse la victoria gracias a la remontada con los goles Diego Costa y Nacho, hasta que Gerard Piqué derribó a CR7 al borde del área en el 87′. Tiro libre y bombazo de Cristiano al fondo del arco.

DIEGO Costa marcó en un par de ocasiones y parecía que la «Furia Roja» debutaría con triunfo.

URUGUAY E IRÁN, APENITAS

En Marruecos y Egipto podrían considerar seriamente borrar de sus recuerdos el 15 de junio de 2018, fecha en que el debut mundialista les dio la espalda y los dejó con las manos vacías.

En el primer partido de la jornada, Egipto parecía salirse con la suya en Ekaterimburgo. Los faraones, dirigidos por Héctor Cúper, le habían plantado un laberinto a Uruguay, prácticamente indescifrable.

Los charrúas lucían condenados a mantener la racha de 48 años sin triunfo en debut mundialista, pero al minuto 89, un cabezazo de José María Giménez rompió con la ‘maldición’, le dio tres puntos previamente presupuestados a los Charrúas y dejó a Egipto con la amargura más grande de su corta historia mundialista.

Y si no había sido suficiente sufrimiento, Marruecos mostró otra peor manera de caer en la cancha: con un autogol y en tiempo de reposición. Dándole así a Irán su segundo triunfo en la historia de las Copas del Mundo.

Aziz Bouhadouzz intentó despejar un servicio, aparentemente de trámite, pero la extraña fortuna lo abandonó y mandó el balón al fondo de las redes para un triste suicidio futbolero, la peor amargura posible.