En Phoenix, el Tri volvió a sufrir. No tanto como para llegar a los penaltis como lo hizo con Costa Rica.
Ahora fue con Haití al que derrotó 1-0 en las semifinales de la Copa Oro que se acerca a su fin y en cuya final estará México ante Estados Unido o Jamaica que juegan este miércoles.
Luego de un engorroso 0-0 en tiempo normal, Raúl Jiménez marcó de penalti en el arranque del primer extra. De esta manera mandó a Haití al limbo.
Este gol rompió el empate que tanto nos preocupaba porque llegando a los penaltis cualquiera puede ganar. En ese rubro los antillanos tenían las mimas posibilidades de salir airosos teniendo en el arco a un cancerbero de muy buen nivel como Placide.
La verdad es que el Tri mereció ganar el partido. Su desgaste fue tremendo ante un rival que apostó por el esquema “caparazón”. Se dedicó a defender una posibilidad: la de empatar los 90 y luego los 30 de alargue.
La puesta en escena se les cayó con el gol de Jiménez. El tanto cambió tácticamente el partido porque los antillanos debieron abrirse e ir a buscar el empate que les diera vida y esperanza.
En el segundo tiempo extra Placid salvó aún más a su equipo. En dos ocasiones Pizarro tuvo para sentenciar, pero el arquero, quien juega su partido 40 como seleccionado haitiano, se agigantó.
Antuna, Jiménez, Pizarro y Gallardo tuvieron más libertad. Las llegadas al área centroamericana fueron constantes y el dominio azteca era evidente.
Sin embargo, Mikael Kantave casi empata el juego con un tiro que se estrelló en el poste. Ochoa y todos los aficionados se paralizaron mientras el balón golpeaba el travesaño.
Luego Montes hizo el “oso” de la Copa al rematar a marco abierto y solitario enviando el balón en órbita.
Al final de cuentas los nuestros, con críticas incluidas seguramente, lograron el objetivo de llegar a la final de esta decimoquinta edición de la copa. Se vio corto en ideas cuando debieron superar la fortaleza haitiana. Sin embargo mantuvieron su categoría la que deberá ratificar en la final programada para el 7 de este mes a las 20 horas en el estadio Soldier Field, de Chicago.