María Fernanda Reyes, la cada vez más espigada pupila del entrenador Héctor Ruiz Esclalante, aceptó desde hace mucho el reto de luchar por un boleto a los Juegos Olímpicos de la Juventud que se llevarán a cabo en Argentina dentro de un año.
La saltadora de garrocha y valocista observa, se concentra, fija la mirada en la meta, en el salto, en la carrera, en el esfuerzo y en la voluntad, elemento vital en los que quieren llegar alto.
A sus 15 años ha aprendido a manejar la presión, pieza infaltable en cada entrenamiento y competencia.
Es la líder de su grupo. Ejecuta el ejerció y la repetición de manera casi exacta a lo que quiere el estratega.
Detrás de ella, los demás atletas, cada uno con un futuro prometedor.
Ella inicia ciclo competitivo. No renuncia a la idea de convertirse en olímpica juvenil. Sabe que será la única oportunidad que tenga porque la próxima ya sería en 2022 y es muy probable que para ese entonces tenga en mente ir a los Olímpicos de verano.