Luego de la “estocada”, Edgardo Codesal reveló el monto de ganancias de cada
silbante en la Liga MX; tres, los más «ganones» con 14 salidas en el Apertura 2016
Por FRANCISCO ALVARADO
El ser árbitro de futbol es una maquinaria que genera ganancias minuto a minuto. Quienes más juegos conduzcan, más dinero se llevan a la bolsa.
Los silbantes de la Liga MX se pueden quejar de muchas cosas, pero no de sus ganancias.
¡Celebran ganar (317 pesos aproximadamente) en una hora más que un profesionista cargado con largas jornadas de ocho horas diarias de faena en un mes!
Ellos, los de “negro”, lo hacen en 120 minutos en los que muy constantemente nos sacan de quicio ofreciendo sólo disgustos.
Edgardo Codesal fue “rasurado” del Área Técnica de la Comisión de Árbitros, pero al irse “mostró la yugular” del grupo arbitral revelando nombres y monto de ganancias.
La información hizo que se les vieran las “arrugas”.
Tres angelitos (árbitros centrales) pitaron 14 encuentros en el torneo pasado (Apertura 2016).
Roberto García Orozco, Jorge Isaac Rojas y Paul Delgadillo, todos con ganancia de 532 mil pesos.
De los asistentes el que más ganancias tuvo es Andrés Hernández Delgado que se embolsó 456 mil.
El central que menos ganó fue Fernando Hernández Gómez con 9 juegos de actividad y 342 mil pesos.
En el caso de los asistentes (que obviamente ganan menos) al que le fue mejor fue Christian Kiabek Espinosa, con 240 mil (10 juegos de actividad), con un promedio de 24 mil “chuchulucos” por encuentro (200 pesitos por minuto).
En promedio básico, los árbitros de Primera (muchos son de tercera y de hasta cuarta calidad en su nivel) ganan, en un par de horas, más de lo que muchos profesionistas lo hacen en un mes.
De esta manera los del silbato han quedado más expuestos que nunca a la sentencia pública.
¿Habrá reacción positiva?
Lo dudo mucho.
Esta atmósfera sólo crea una morbosa expectación de lo que ofrecerán estos personajes con su trabajo, mal hecho en diversas ocasiones.
Pero ese mal no se corrige con ventilar información como esta, despidos o con amenazas de vigilancia de la vida privada. Se resuelve con trabajo, disciplina, honestidad y TECNOLOGÍA.
¿Es mucho pedir?
Punto final.