La tarde de este sábado Delfines de Xalapa festejó su 30 Aniversario en un solemne escenario, porque ahí, donde otrora estaban los Campos Juárez, fue elegido, hace tres décadas, un puñado de chamacos para formar la plantilla que hizo historia.
Se vivió una fiesta diferente. Fue un ‘capítulo de pandemia’, muy reducido en asistencia, con estrictas precauciones, como debe ser en esta difícil época.
Pero a pesar de las condiciones reinó el mismo calor que en años anteriores, la misma emoción que en todas las precedentes.
No es fácil mantenerse en el recuerdo de miles después de 30 años. Pero ese grupúsculo de jugadores apartados de entre cientos se ganó el corazón de la afición.
AQUELLOS AÑOS
Y una explosión de neuronas nos hizo recordar aquellas tardes de futbol en el Quirasco con su césped verde, oloroso a yerba recién cortada, casi tan parejo que el balón giraba como una llanta de auto bien balanceada.
Y en la grada los niños y sus padres; las familias, los amigos… y los solitarios. Banderas albinaranja ondeando y… de fondo la voz del artista, (Sergio Dalma) con “Bailar pegados” o “Los Guerreros” (JL Perales), este último el himno que ambienta las batallas de los cetáceo hasta hoy.
Ambas melodías se escucharon hoy otra vez y el sentimiento fue tan cálido como entonces.
No es fácil eludir la historia. No es fácil para los de mala leche prevalecer ante la obviedad de un aluvión sentimental que arrasó con un futbol ‘artrítico’ en Xalapa y crear un fenómeno con cara de delfín.
Eso fue lo que pasó. Fue una camiseta albinaranja con una “V” en el pecho la que encadenó el cariño por el futbol de esa generación con el que existía en el puerto por los Tiburones Rojos en sus años de regreso a la Primera División con un gran equipo y extraordinarios directivos como Don Alfredo Chedraui Obeso y Gerardo Gallegos Cázares.
CONFRATERNIDAD
Estuvo presente la devoción al deporte, a la confraternidad. Los resultados de los partidos fue lo de menos, porque la prioridad fue siempre que los cetáceos recargaran su extremo cariño y unidad que ha prevalecido a lo largo de los años.
Para saber lo que realmente pasa cada año con el festejo albinaranja se debe estar empapado de la historia, saber el principio y saber la magnitud del significado de esta plantilla cuyo nombre quedó incrustado en el corazón de la afición.
El evento premió la excelencia deportiva de Delfines que esta vez compartió reflectores con equipos que también dejaron huella como Inter de Xalapa, Búhos Estudiantes y Atlético Xalapa.
Los dos primeros empataron 1-1 en juego muy dinámico. David Mestizo anotó por Inter y “Chinto” Díaz lo hizo por Búhos.
El encuentro fue sancionado por el central Aníbal Ronzón, auxiliado en las bandas por Jesús Molina y Roberto Ronzón.
Por su parte Delfines resintió el paso del tiempo ante un antagonista 10 años menor que dio la cara con honor y ganó 5-1 con tres tantos de Adrían “Cabrito” Arellano, Hiver Ruiz y Gil Galván. Por los cetáceos descontó Daniel “Rasca” Castillo.
Para este encuentro hubo cuarteta arbitral de lujo, con Moisés Castilla como central y en las bandas Miguel Hernández y Adrián Osorio. El cuarto árbitro fue José Luis Villanueva.
NÚMEROS
Jugadores de Delfines y Atlético portaron en los dorsales el número 30 en alusión a las tres décadas cetáceas. Los integrantes del Inter usaron el 7 en honor a Héctor “Chiquis” Castillo, goleador de la Tercera División con 26 goles en la campaña 2006.
Búhos portó el 15 recordando los tres lustros en los que militó en la Tercera División. Por cierto, en el inminente 2021 los “emplumados” celebrará su 20 aniversario.
Otros que alista aniversario es el Atlético Xalapa que en 2022 estará de manteles largos por su 20 aniversario.
Y así se vivió el festín en la cancha Mixta de la Unidad Deportiva Universitaria. Tuvo al futbol como eslabón sentimental, como no la única, pero sí una de las más poderosas manifestaciones deportivas de nuestra especie. Se jugó con muchas ganas, como niños que alguna vez fueron, como reclamando al coronavirus las bondades de este deporte que nos ha quitado.