Jugar así no se puede, ni aquí ni en el lugar más recóndito que a usted se le ocurra. Aunque se le pudo haber ganado a los Trinitarios, lo cierto es que es muy difícil hacerlo cuando hay rivales, como los que vimos en Arlington, que creen que la vida no vale nada y que la profesión de un futbolista y una carrera deportiva valen sombrilla.
Ya pasó en el año 2000 cuando el energúmeno de Trinidad y Tobago llamado Ancil Elcock le partió la rodilla a Cuauhtémoc Blanco, el mejor jugador de México en ese entonces y uno de los grandes del Continente.
La noche del pasado sábado casi le parten la cara al “Chucky” Lozano. Afortunadamente el impacto no fue seco, sino que el rostro del atacante del Nápoli (Seria “A” del Calcio italiano), tuvo espacio para moverse al estrellarse en las rodillas del portero.
Lozano ya se recupera. En un par de meses podría estar jugando, pero la desgracia lo rodeó.
Cualquiera que sabe jugar al futbol y lo ha hecho en cualquier nivel, profesional o amateur, en la calle o en algún estadio famoso, sabe que los rivales que se dedican a patear echan a perder la vida; les haces una jugadita y ya te están cociendo a patadas. Y si la mayoría de los que tienes enfrente son así, pues tantito peor. Y ya ni se diga cuando hay un árbitro chafa como el costarricense Ricardo Montero, uno de los tantos malos de CONCACAF.
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El pasado sábado en Banderilla se reunió algo de recurso para la futura operación del amigo de todos, Heladio del Juncal. El desgaste de cadera que padece parece haber avanzado hasta convertirse en una situación insoportable.
Creemos que pronto el oriundo de Colipa pasará por las manos expertas de los cirujanos y, principalmente por las manos de Dios quien es el médico del cuerpo y alma.
De la respuesta de los amigos, se dice que fue buena y a todos hay que reconocerles su disposición de apoyar al Heladio.
En entrevista reciente, cuya parte principal fue publicada en Canchero, Del Juncal Flores nos comentó sobre su plan y los porqués de operarse en una entidad privada, lo que significa un desembolso fuerte.
Lo cierto es que todos esperamos que se opere y pueda desempeñar sus actividades de manera normal y si puede regresar a las canchas con sus casi 62 años encima, pues qué mejor.
Punto final.