- Podrían traer silbantes extranjeros a México cada semana y renovar el gremio
- No existe autonomía en nuestro balompié y hay un mal de raíz: las televisoras
Por FRANCISCO ALVARADO
Suena increíble, pero lógico.
El gremio arbitral de Primera División se ha revelado. Ha tocado la tecla equivocada y quiere dar una imagen de honorabilidad que no tiene.
Pregonan respeto a su trabajo, algo que perdieron desde hace mucho con su falta de profesionalismo.
Fueron la clave para hacer y deshacer de muchos y ahora se sienten agredidos por quienes, a su vez, han sido sus aliados.
¿Y qué hay con aquellos “árbitros” que insultan a los jugadores, que los retan y los clasifican y se los «turnan» cada semana?
¿Qué castigo hay para estos?, ¿Para aquellos quienes echan a perder toda una temporada con su pésimo criterio, claro, malintencionado?
¿A ellos quién los castiga?
¿Cómo le tapan el ojo al gato?
Alguien puso en la mesa la idea de traer silbantes extranjeros cada semana para sancionar los juegos de la Liga MX a la vez de “organizar” una verdadera entidad arbitral.
Peruanos, uruguayos, brasileños, argentinos, paraguayos y venezolanos cada semana, auxiliados por árbitros nacionales que no entran en ese prostituido gremio que encabezan José L. Camargo (el bandera que ha echado a perder muchos torneos a equipos con sus “fallas”), Roberto García, Paul Delgadillo y Francisco Chacón.
Recuerden bien estos nombres. Pronto los verán pitar en el “Ferro” o en la Regional de Chicuacen.
¿Qué Pablo Aguilar merece castigo más severo? Sí, al menos un año porque se pasó de «tueste». Se la ganó y debe “apechugar”.
Enrique Triverio, también, aunque no tanto como Aguilar.
¿Sambueza? Sí, que juegue hasta que Brizuela lo haga nuevamente.
Otra sanción ejemplar deberá aplicarse a quienes cambiaron los términos de la cédula arbitral, atendiendo intereses de sus patrones, esos que mueven los hilos.
Lo que está sucediendo en el futbol nacional tiene un origen. El mal son las televisoras las que han hecho suyo el futbol; han degradado al futbolista con el “régimen de transferencias” y han hecho lo mismo con los canteranos, entre otras aberraciones.
¡Pobre futbol mexicano, está hundido en el fango!.