“Ya lo saben mis hijas, quiero que mis cenizas se esparzan en la cancha”, comentó Julio “Popeye” Rivera jugador del Independiente Dique quien este sábado aportó uno de los tantos en la victoria sobre Soccer.
El xalapeño de nacimiento (22 de julio de 1957) se mostró contento tras haber colaborado con su gol.
“Ya tenía tiempo de no anotar. Ahora me tocó y estoy feliz”, acotó el jugador quien también ha escrito historia en equipos de tradición como “2 de Abril”, Berros y Santuario Guadalupano.
El zaguero (lateral) y mediocampista guarda un profundo sentimiento de cariño por el futbol. Es por eso que desea que sus restos reposen en la cancha de juego, en donde ha sido feliz.
ANDANZAS
Durante la charla recordó sus andanzas en aquellos años en los que los Campos Juárez eran el campo de los sueños de muchos.
Rememoró su destacada actividad en el futbol estudiantil con la facultad de Sociología en la que llegaron a ganar hasta cuatro disciplinas (futbol, basquetbol, voleibol y beisbol) en una sola temporada competitiva.
“POPEYE”, EL MARINO
“Eran tiempos muy especiales en los que, como estudiante, disfrutábamos cada momento”.
Aficionado a la Máquina del Cruz Azul, “pero con más cariños por los Tiburones Rojos”, Popeye recuerda el día en que de niño marcó un gol y los festejó diciendo: ”Popeye el Marino soy” en alusión a la serie de dibujos animados en los que un marino comía espinacas para hacer crecer sus músculos y defender a Oliva de las artimañas de Brutus.
“Desde ese entonces me llamaron así. Si en mi barrio o en el trabajo preguntaban por mi nombre nadie me conocía. Debían preguntar por ‘Popeye’”.
El héroe de las espinacas tuvo una etapa de entrenador. Lo hizo siendo profesor de telesecundaria y también al reconocido club Ferrocarril Interoceánico “al que dirigí 20 años”.
EL TRI
Julio Rivera no cree que México avance al quinto partido en el próximo Mundial de Qatar.