Atletas veteranos recordaron el paso por Xalapa del fuego simbólico, acto previo a los Juegos Olímpicos de 1968.
Fue con una pequeña marcha que inició en el parque Juárez y culminó, emotivamente, en el Estadio Xalapeño. El majestuoso escenario, hace 55 años, recibió la flama que fue transportada, por el último relevo, el laureado Antonio “Chicles” Villanueva, ausente en este evento.
Tarde fresca de este sábado en la capital veracruzana y muy sensible desde que la caravana salió del recinto turístico para tomar el viaducto, continuando por Zaragoza, Hidalgo y enfilarse hacia el Estadio.
Los entusiastas antorchistas, encabezados por Ángel Luis Ceja García, rememoraron la llegada del Fuego Olímpico a Xalapa y al Estadio Xalapeño aquel lunes 7 de octubre de 1968.
Poco más de las 2 de la tarde de esa fecha, la flama pasó por las calles de esta capital en medio de una gran algarabía de los citadinos.
En el Estadio Xalapeño, más de 10 mil personas esperaban ansiosas el arribo del fuego trasladado zancada tras zancada por Villanueva.
El “Chicles” entregó la antorcha fue quien llevó la llama al pebetero haciendo arder la llama de esperanza y paz uniendo el sentimiento a toda la humanidad.
Al lado del mítico pebetero se escucharon palabras muy emotivas y sentidas. Se constató la unidad de los protagonistas de aquel acontecimientos quienes constataron su unidad y lealtad para seguir manteniendo la tradición del recorrido de la llama año tras año “hasta que Dios nos preste vida”, se escuchó decir entre el gentío reunido en el área del histórico contenedor.
“Nos hicimos solo 15 minutos del Parque Juárez al Estadio”, dijo Ceja García quien en días anteriores había mencionado sobre la falta de apoyo de las autoridades municipales y estatales, denotando indiferencia o desconocimiento de lo que significa este hecho para el deporte veracruzano.
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