
Este sábado tocó a Dukla San Bruno sostener su cáscara de fin de año. Julio César Fernández, “Borrega”, el cariñoso alias que durante casi toda su vida ha tenido, fue el orquestador del convivio, en cancha y luego en la mesa.
Un buen anfitrión fue Borre. Primero el juego ante Teodoro Avendaño en la cancha de la prepa “Artículo Tercero Constitucional”.

El escenario luce limpio y con un terreno de juego envidiable para varios escenarios de la región.

Antes del silbatazo inicial, un minuto de silencio. De manera reverente se recordó a Luis “Mongol” Fernández, quien hace unas semanas se nos adelantó cruzando el velo. Siempre será recordado y estará en el corazón de sus seres queridos.

Teodoro Avendaño fue exigente por su frescura de piernas. Es el equipo que milita en la categoría Máster del futbol Fundación UV.

Sus jugadores cuentan con unos añitos menos lo que, después de media hora de juego, se empezó a notar.

Pero Dukla se lanzó al frente. Un golazo a cargo de Genaro Montano abrió el marcador. El delantero recibió pase profundo, controló de pecho y, sin que la pelota cayera, la empalmó para sacar una comba que dejó sin oportunidad al arquero. Nos dijo que ese golazo fue a la memoria de “Mongol” Fernández.

Luego vino un regalo de la zaga de Dukla que igualó el partido. En la segunda parte Avendaño costeó el juego. Fue menos propenso al error y más compacto en sus líneas para el 4-1.

Los anotadores de Avendaño fueron Agustín Rodríguez, Toño Reyes, Rafael Domínguez y Moisés Landa.

Arbitraje de la dupla independiente conformada por Javier Colorado y Jair Pérez. Sin problemas.

Convite

El festejo siguió en el Salón “Los Fernández”. Hubo sabrosos tacos de cueritos que volaron como “gaviotas en primavera”.

En las paredes y rincones del escenario se respira arte, música y amistad. Fotos de Don Luis Fernández Landa y de Doña Inocencia “Chenchita” Morales Salas dan un toque solemne. Ellos son la raíz de la gran familia Fernández.

Música, canto con los espontáneos Miguel Delgado y Manolo Sánchez pusieron ambiente bohemio a la reunión.

El aplauso de los asistentes fue el reconocimiento a su entusiasmo en hacer del momento algo emotivo.

Mientras transcurrían los minutos los temas de índole diversa acaparaban la atención en cada mesa. Hubo quienes se esperaron hasta la noche cuando hubo más música

romántica, poemas y un ambiente fraterno que refleja lo que es Dukla y el popular y siempre brillante barrio de San Bruno.

Y hora, a esperar. El año que viene se pondrá en marcha la maquinaria cuando el balón empiece a rodar. Entonces Dukla, con el brazo en alto, se negará a regalar prestigio y buscará, de nueva cuenta, ser protagonista.

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