OPINIÓN EN CANCHERO
De repente se quedó en el pasado la estampa del súperatleta alemán, grande, veloz, apabullante, gandalla, genéticamente “diseñados en serie” los como tanques de guerra, con el mismo plano y en el mismo taller.
Sin embargo aún no son capaces de asimilar la ductilidad de jugar el balón con los pies como se hace en América. Aun así son un pueblo orgulloso de sí mismo con cuatro coronas en Copas del Mundo (Suiza 1954, Alemania 1974, México 1986 y Brasil 2014).