
El homenaje a Alfredo Zamora Servín se llevó a cabo en medio de un clima de amistad, de hermandad. Más que reconocer al futbolista, entrenador y figura deportiva, se avivó la imagen del ser humano, del amigo.
El sentimiento de ensalzar a uno de los símbolos normalistas quedó de manifiesto. La Generación “Cucarachas” 1979-1983 tomó la batuta para realizar el acto.

“Un agradecimiento para todos los que hicieron posible este… yo digo que no es merecido homenaje… mientras tenga fuerza en mis piernas voy seguir tratando de enseñar”, dijo el emocionado Zamora quien estuvo acompañado por su esposa Rosy, sus hijas, así como Yuyi, su hermana, Jorge y su esposa Paty. .
La voz en la conducción del programa estuvo a cargo de Francisco “Pepis” Arieta.

Como invitado especial acudió Héctor Hugo Arellano, promotor deportivo de la Fundación UV y presidente fundador de Delfines de Xalapa.
Estuvo presente el ex normalista y reconocido caricaturista Rosendo Báez, quien obsequió al homenajeado una de sus obras.

Recordaron tiempos magníficos en el que la ilusión y juventud “hacían las paces” con un futuro prometedor.
En la parte frontal de la escalinata central que da de la grada a la cancha principal yace ahora una placa que reza: “Generación ‘Cucarachas’ 1979-1983, en sus 40 años de egresados otorgan el presente reconocimiento al profesor Alfredo Zamora Servín, leyenda futbolística y entrenador por siempre de nuestra gloriosa BENV”.

En el acto no sólo estuvieron los otrora deportistas de la BENV quienes convivieron en la misma época, sino que también lo hicieron otros, representantes de las tantas generaciones que han surgido de la benemérita institución.
Desde que Zamora ingresó a la instalación recibió muestras de afecto. Una pancarta con ex deportistas lo esperaba.

Empezaron los abrazos, las bromas, los recuerdos. Los sentimientos florecieron.
“Me están llorando los ojos”, dijo Zamora al verse rodeado de tanta gente que lo estima.

Luego, a paso lento, siguiendo casi el mismo camino que día a día durante más de tres décadas lo llevaban al escenario de entrenamiento, el grupo de acompañantes transitó.
Ya en la explanada había otros invitados. Algunos no pudieron bajar hasta el terreno de juego. Sus piernas ya no les daban para descender la escalinata. Hubo quienes lo hicieron con normalidad o de plano se aguantaron los dolores.

“El motivo principal de estar aquí reunidos es homenajear a un ídolo de nosotros, como compañero, como jugador, como entrenador, en esta Escuela Normal”, comentó “Pepis” Arieta.
Estuvieron presentes, entre muchos más, Daniel Hernández Zamora, entrenador de la selección de futbol de la BENV; Damián Báez Galván, nieto y representante del profesor Francisco Galván quien fuera director de la Normal; Rafael Ramírez Quiroz acudió en representación del profesor Romeo Ramírez, otro ex director normalista.
Otros asistentes fueron Aurelio Errasquin Martínez, el llamado decimero de cepa, dio las décimas oportunas para la ocasión “La leyenda Zamora”; René Rueda, Juventino Campos, quien entregó una placa a Alfredo; Víctor Manuel Domínguez y Alberto Mota, se agregaron a la larga lista de invitados. La “clásica chilena”, una figurilla fue entregada a Zamora.

Al final la cancha quedó casi en silencio. Todos se retiraron con su mente cargada de recuerdos, sensaciones, emociones, nostalgia, del olor que se respira en la grama de la cancha, de las áreas verdes.
El objetivo fue cumplido, el nombre de Alfredo Zamora Servín ha sido inmortalizado.
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