El llegar a representar a México en eventos de alto nivel es la medida
de su ambición; es estudiante de la facultad de ingeniería civil de la UV
Por FRANCISCO ALVARADO
Vuelta tras vuelta en la pista, paso a paso, acelerando la marcha sin caer en imprecisiones que podrían romperle el ritmo.
Carlos Mejía ve el reloj en su muñeca izquierda. Se sacude el sudor de la cara y acelera. Escucha la voz de su entrenador, lo que no parece modificar su ritmo.
Camina hacia el lado norte de la pista, luego hacia el sur, como cambiando el panorama para no aburrirse.
Exhausto de la primera parte de su prueba hace una pausa.
El andarín que en unos días estará en Tlaxcala buscando su segundo boleto a una Universiada Nacional regresó el lunes pasado de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Participó en los 20 kilómetros de marcha del Circuito Internacional, evento que tendrá una o dos fechas más en México y luego se trasladará a Europa y Asia, para quienes quieran o tengan los recursos económicos suficientes para viajar a esas tierras.
Pero Carlos se quedará y seguirá su preparación con vista a la justa universitaria.
Más que vencer a sus rivales el estudiante de la facultad de ingeniería civil lucha contra su propia marca. Sabe que una medalla de oro en la Universiada Nacional que será en Nuevo León, no le asegurará ir a los Juegos Mundiales Universitarios porque el criterio de selección es por marcas y no por logros.
Sus registros han bajado. Su técnica ha mejorado. El año pasado marcó 1:37 en la Universiada Nacional de Guadalajara; la semana pasada en Ciudad Juárez registró 1:32.
Son cinco minutos de diferencia lograda con esfuerzo y disciplina. En 2018 deberá andar por el 1:27 lo que ya son palabras mayores.
Mientras llega la hora de entrar en acción en la Universiada Regional, Carlos acelera su preparación bajo la dirección del experimentado entrenador Héctor Ruiz Escalante.