
Los “cetáceos” se reunieron esta vez con más participación que en convocatorias anteriores; el tiempo dio un vuelco hasta los inicios de los 90, época de oro del futbol local
Por FRANCISCO ALVARADO MUÑOZ
Ha calado el alma el ver nuevamente a los Delfines quienes hace un cuarto de siglo daban alegría al futbol de esta capital.
Justo a las 12 horas de este viernes, en su “casa y cuna”, en estadio Quirasco, los jugadores ya estaban en la cancha.

Con kilos de más, pero con el mismo entusiasmo y amor por la camiseta, la familia “albinaranja” se reencontró.

No cabe duda, Delfines es un homenaje a la historia, un ejemplo a seguir que las nuevas generaciones deben copiar cual calca.
Julián “Alemán” Martínez Vázquez los conoce a todo cual si fuera pastor a sus ovejas.
A su llegada a la cancha todos dejaron de lado las bromas, tan constantes como en antaño, y guardaron silencio respetuosamente para escuchar a su maestro, con quien compartieron alegrías y hasta problemas personales de cuando jóvenes.
Hasta entonces la apoteosis emocional estaba por llegar. En la grada, un número inusual de aficionados para este tipo de eventos. Fueron suficientes para poner alegría en la grada.
Antes de saltar a la cancha todos se trasladaron como si fuera por costumbre al que alguna vez fue el vestuario del equipo. Estaba cerrado porque, al parecer, es una bodega.
Los jugadores de cambiaron de ropa y se enfundaron en la casaca “retro” diseñada como aquella de grandes hazañas.
LAS FOTOS, VESTIDOS Y ANIMOSOS
Ya vestidos los jugadores saltaron a la cancha. Se formaron para la foto y no dejaban de bromear. Enrique Alarcón le puso ánimo al asunto con el «Baile del viejito».
EMPEZÓ EL JUEGO
Parecía que veíamos al equipo que hace tanto supo jugar bien al futbol. Aprendieron bien cada movimiento del compañero y a poner el balón en el lugar exacto donde sabían que estaría el receptor. Fue medio tiempo de futbol para el recuerdo. En el segundo las piernas ya lo les daban a algunos y el juego tomó aún más la forma de “cáscara”.

Ansiosos por tocar el balón hicieron un vaivén emotivo. Jugadas en las áreas y atajadas de Paco Ovando y “Gori” Sánchez. Parecía una muestra de valentía por parte de los arqueros al desafiar la gravedad. Cada caída al seco césped ponía a prueba su condición física. Lo mismo ocurría con quien se “aventuraba” a hacer un “spring”, un salto o cuando se suscitaba una “carambola de kilos”.
En el video se escucha la voz del “Alemán” Martínez haciendo comentarios
EL FINAL
El árbitro del encuentro Moisés “Bombero” Castilla vio el reloj y marcó la finalización del encuentro. Parecía que nadie quería que ese momento llegara.
A pesar del cansancio extremo, avivado por los intensos rayos de sol, los jugadores no deseaban que el reencuentro terminara.

Muestras de amistad, el aplauso a la tribuna como cada vez que terminaban un partido, y la porra de “Aaaaaahhh Delfines” dieron el cerrojazo a una nueva página del futbol xalapeño, con protagonistas de antaño y realidades presentes que, repetimos (creemos que nunca nos cansaremos de decirlo) son un ejemplo a las nuevas generaciones de futbolistas.
MENSAJE DE DESPEDIDA Y AGRADECIMIENTO
Unidos, dando gracias a Dios; algunos con llanto, otros con la nostalgia atravesada en el corazón, los Delfines se reunieron con el “Alemán” antes de la despedida.
Enrique «Quique» López llevó la voz y el momento cimbró el estadio y sacudió la historia.