La noticia del cobro de acceso a la Unidad Deportiva Universitaria (UDU) se produce en un momento de gran inestabilidad económica y rompe un periodo especialmente conectado a un ‘derecho’ mal entendido por parte de los usuarios extrauniversitarios.
La medida corresponde a las necesidades de la época y los 10 pesos que se piden por disfrutar de ese magnífico espacio no deberán ser mayor problema.
Los detractores del cobro, y sus opiniones caprichosas, quieren poner a la Fundación UV en una posición delicada.
Dicen que es una involución ese cobro. Hablan de protestas, que no creen que se generen grandes ingresos “o salven la crisis financiera de la UV y que “se olvidan que son espacio de una institución pública”.
Está bien respetar la opinión de unos cuantos ‘contras’, pero a la Fundación UV le conviene afrontar el presente sin sentarse a imaginar el futuro. Debe tomar decisiones firmes que salven las confortables instalaciones que, al disfrutarlas, nos permiten olvidar, por momentos, la maldita pandemia y sus estragos.
Y es que los pocos pesos que se pueden recaudar con el cobro de acceso son para atender necesidades propias de las diferentes áreas, tan agradables para muchos…y más cuando las utilizaban gratuitamente.
La realidad que vivimos obliga a una reflexión. El decaimiento actual de la economía pone a este asunto en algunas tribunas de opinión, pero todo indica que, tanto en la UDU como en cualquier ente que busque ser autofinanciable, se requiere una firme regeneración financiera.
Por lo tanto es correcta la elección de aplicar el cobro en la UDU, así como lo hace la Escuela Normal Veracruzana (BENV), entidad también de tradición que, desde hace muchos años, cobra a trotadores y corredores, así como practicantes de otros deportes y espectadores, quienes disfrutan de su bondades estructurales.
Otros renombrados espacios que suelen convertirse en ‘pulmones’ para los corredores, trotadores y andarines son las unidades deportivas coatepecanas “Adolfo López Mateos” y “Roberto Amorós Guiot” esta última, un ejemplo de cómo se debe mantener un espacio deportivo.
Por cierto, en las taquillas de pago de acceso en ambos complejos, se ha visto a quienes hoy ponen el grito en el cielo por el cobro en la UDU, ¿Qué cosas no?
Así que hay que apoyar la iniciativa de la Fundación UV y esperar a que emerja en las mejores condiciones posibles.
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Toros Huatusco mudaron de piel y ahora agregan a su nombre el apellido SIME FC. Incluso hubo modificación de logotipo lo que enrarece el aire puesto que, hasta donde se ha investigado, el símbolo está registrado en el IMPI por lo que cualquier modificación debe ser autorizada por su propietario.
La idea de robustecer el proyecto de Toros con SIME es positiva. Seguramente los funcionarios de esta empresa buscan impulsar sus filas, por las cuales ha trabajado con ahínco para convertirla en escuela de futbol.
Se mencionó a un equipo piloto que se convertirá en la savia que nutra a los astados en la Tercera División Profesional (Liga TDP).
El dueño de la franquicia cornuda, Luis Barrios, habrá dado el visto bueno a todo este movimiento aunque en cierta rueda de prensa, en la que se dio a conocer el convenio, no se supo si había aceptación del empresario radicado en San Luis, Potosí.
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Nos reportan que los colchones, caros por cierto, que utilizan los saltadores de pértiga en el Estadio Xalapeño, se están echando a perder.
De ser cierto, el asunto pone a la DGEFE como un ente falto de capacidad para mantener en orden todos y cada uno de los aspectos que le incumben.
Obviamente que el acceso al histórico inmueble está restringido y así, quienes deben cuidar del material existente, aún durante la suspensión de labores por la pandemia, siguen metidos en su bunker de ocio pagado quincenalmente.
Punto final.