¿El peor partido en la era Marino?, puede ser, aunque se han visto otros muy malos.
Esta noche en el Mercedes Benz Stadium de Atlanta el Tri desilusionó. Mucho brillo individual, pero espesa obscuridad colectiva.
¿Hacia dónde va el equipo con esta muestra de ineficacia?
Sea lo que sea la próxima Copa Oro podría ser lapidaria en el proyecto del “Tata” Martino que en ocasiones convence y en otras decepciona hasta el hartazgo.
La rechifla de reprobación de los más de 70 mil espectadores —cifra record en cualquier escenario del mundo tras el surgimiento del Covid— dice mucho.
Representa el desagrado de una afición que debió conformarse con ver a un cuadro mexicano falto de idea, de inspiración.
Martino decidió jugar con un centro delantero natural. Puso de inicio a Alan Pulido, pero ni así sigue por resolver el problema de la falta de gol del Tricolor.
Debió pasar media hora de juego para que el Tri llegara con peligro. Fue un disparo de Carlos Rodríguez que pegó en el travesaño y ahogó el grito de gol de la afición en el estadio.
México tuvo control del juego, pero careció de ideas a la hora de atacar, Jugó sin profundidad, a la espera de un descuido del rival, que no dejó de inquietar con sus llegadas al arquero Rodolfo Cota.
Con el pasar de los minutos y el partido sin goles, Martino buscó vitalizar al equipo. Sacó a Alan Pulido para dar ingreso a Henry Martín y Uriel Antuna.
Pero no hubo mejoría. Antuna pudo marcar en tiempo de compensación, pero su cabezazo fue defectuoso.
LO MEJOR
Lo mejor del partido fue que en la tribuna no se escuchó el grito homofóbico.
Esta vez la afición mexicana se comportó lo que permitió que el juego se desarrollara sin interrupciones.