EL JUGADOR TAPATÍO ESPERA LA APERTURA DE LA PRUEBA «B»

Se le cayó el cielo encima al joven jugador Víctor Guzmán, cuya meteórica carrera lo había llevado a ocupar puesto de preferencia no sólo en los equipos donde militó desde más joven, sino en el de la afición.

VÍCTOR Guzmán.

De buenas a primeras llegó, desde Cuba, la noticia de que el atacante que había sido comprado por Chivas (10 millones de dólares). Los tapatíos lo  regresaron al Pachuca al conocerse el caso tras   dar positivo de doping.

¿Por qué desde la isla del caribe?, porque ahí está un laboratorio autorizado por la WADA (Agencia Mundial Antidopaje, por sus siglas en ingles) para hacer los exámenes  de posible doping ¡más baratos!.

¿Por qué las muestras de estos análisis no se procesan en Estados Unidos, o Canadá, países con más presencia en este tipo de lucha contra  la trampa deportiva?, no lo sabemos,  lo que  sí es que  en México había un laboratorio  administrado por CONADE que el año pasado fue desmantelado por falta de presupuesto de la nueva administración  gubernamental  que encabeza AMLO.

 Es un rollo lo de las pruebas antidopaje que exige FIFA a todas las federaciones  asociadas. En México dos juegos  de la Liga MX en cada jornada  se  “eligen” para sortear a dos jugadores  y aplicarle la prueba.

Las muestras son enviadas a Cuba y tras un largo periodo  de análisis son enviadas a la WADA que a su vez las remite a la FIFA y esta al Comité Nacional Antidopaje que avisa a la FMF que uno de sus jugadores agremiados dio positivo.

Saberse lo de Guzmán, oriundo de Tonalá, Jalisco,  tardó ¡156 días en saberse! (10 de agosto pasado en un juego Pachuca -Querétaro). La liberación de la información causó enojo del presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla porque la noticia a los cuatro vientos lo “madrugó” y evitó manejarla a su antojo.

¿Qué viene para Guzmán?, esperar la apertura de la prueba “B” (98 por ciento la  “A” confirma la “B”) y esclarecer su futuro que depende de lo que determine la WADA a través del Comité Nacional Antidopaje.  

De concretarse la sanción Guzmán  estaría fuera de las canchas al menos un año y esperará el triunfo más importante de su vida: dejar la droga.

LA FACHADA del laboratorio antidopaje instalado en la Habana, Cuba.