SUGEY, “BRAZO DE ORO” DE LOS QUETZALES DE BANDERILLA

A sus 16 años muestra madurez al jugar la pelota. A un costado de la cancha de “El Gallito” Sugey lanzaba la bola y la recibía con porte y hasta elegancia .

Juega para los Quetzales de Banderilla en la Liga Juvenil. La  mayoría de  sus compañeros son  varones. Eso parece no importarle, porque su familia es beisbolera, su padre (Domingo Rodríguez), su hermano (Alex), su primo (Ángel), son peloteros y no se diga  de sus tíos y demás parentela.

SUGEY es miembro de una familia netamente beisbolera.

Pero ella ya está hecha para el beisbol. Si fuera hombre estaríamos hablando de un prospecto de calidad para Liga Mexicana. Sin embargo  ella se ha dejado llevar por la afición que su familia tiene por el juego de pelota.

“Me han traído a los juegos desde bebé y por eso me gusta”, dijo sobre el porqué prefirió jugar al beisbol que otro deporte más relacionado históricamente con las mujeres.

CON SU papá Domingo Rodríguez, su hermano Alex (derecha) y su primo Ángel.

No es seguidora de equipo alguno de Liga Mexicana. Su mundo de ilusiones es vasto, como cualquier niña de su edad, pero su anhelo es jugar bien la primera base, posición que para ella resulta peligrosa “por los golpes que luego te dan”, aseveró sin compadecerse.

TIENE buena velocidad con su brazo derecho.

“Me gusta jugar más con hombres que con mujeres. No sé…es mejor”.

Sugey Rodríguez Hernández quiere estudiar medicina forense. “Me gusta el misterio”, acotó mientras observaba el juego final del torneo interior de CMAS entre las novenas de Miguel Alemán y Zona Media.

LA ESTUDIANTE de bachillerato quiere convertirse en médico forense.

 La jugadora  –en ese momento aficionada– no dejaba de alentar al equipo de su padre y soltaba frases de apoyo cada vez que se registraba una buena jugada o alguno de sus consanguíneos pasaba a la caja de bateo.

Estudia la preparatoria en la UPAV. Le gustan los mariscos y  su lectura favorita son las novelas románticas.

Su música es la salsa y parece que juega a ese ritmo, con el cantoneo de los buenos peloteros que van de esquina a esquina del diamante.

Su mensaje a la comunidad juvenil, especialmente a las mujeres, es que jueguen el deporte de su preferencia, que no se limiten en buscar lo mejor y que tengan objetivos bien trazados en su vida.

“El beisbol me gusta mucho. Es doloroso porque debes saber jugarlo, un mal tiro, un rebote o algo así te puede lastimar. Luego llego a mi casa con moretones en las manos, pero aun así voy a seguir jugando hasta los 30 años o más”.

Tras la plática, Sugey regresó otra vez  a la grada. Apoyó con la hoja de anotaciones  y no faltó el refresco y las botanas, especialmente las papitas y volovanes.

Tenía que estar bien alimentada, porque  luego del juego de CMAS venía el entrenamiento con los Quetzales.